sábado, 9 de agosto de 2014

Lógicas alternas: el Destino

¡Meses sin pasarme por este espacio!

Desde pequeña, tuve una relación íntima con eso que llamamos "Razón". Tal vez mi incapacidad para relacionarme con otras personas me llevó a buscar refugio en ella, tal vez lo hice para tener algo de qué sentirme orgullosa o especial. El asunto es que, con el tiempo, la misma razón occidental me llevó a entender que ésta no es la única forma de interpretar el mundo ni mucho menos la más válida.

Por años, desprecié lo supranatural. El determinismo o el esencialismo me parecen desagradables al creer que hay un cosmos consciente que busca lo mejor para nosotros o que hay unas reglas inalterables que sobrepasan lo orgánico. Ahora, de a pocos, voy entendiendo que son formas de crear sentido y si no creía en ellas se debía a que yo estaba inmersa en otro discurso. Etienne, en Rayuela, hacía mención a algo similar, sólo que inmerso en el Logos, exclamando que "[...] Lo que me reviente es la manía de las explicaciones, el Logos entendido exclusivamente como verbo". Una frase maravillosa ya que puede dar cuenta de que el sentido no está sólo en el lenguaje sino que yace en cualquier otro sistema explicativo e incluso en los que no buscan explicar.