domingo, 2 de septiembre de 2012

Cortesía desde el rechazo

Días complicados. Un poderoso (supongo yo) virus se ha hospedado en mi PC, convirtiéndola casi en uno de esos sistemas del 98.

Bueno, entre tantas cosas que a uno lo hacen sentir extraño, en ésta ocasión quiero resaltar dos acontecimientos. Uno de esos sería cuando por cosas del destino conoces a alguien, le das tu número y no lo vuelves a ver en tu vida ni lo llamas porque tu interés no fue mayor y fue más bien cortesía, pero, que esa persona te haga una llamada perdida una vez cada dos semanas, hasta que un día (hoy) se digne a esperar a que lo mande al buzón. Yo no sé qué harán los otros, pero, su actitud me parece un tanto siniestra y mejor no responder esas llamadas. La otra ocasión es cuando gente con la que casi no compartes -y cuando compartes es porque es amigo de un amigo tuyo- te resulta diciendo que te quiere mucho y que tales. Me deja atónita porque no me gusta mentir, pero, no decir nada sería descortés y tampoco me gusta ser descortés, entonces me toca buscar una respuesta abstracta que no me deje como mentirosa ni como insensible.

Y allí es cuando sale a flote una de esas contradicciones internas: ¿Es mejor ser eso que mal-llaman "honesto", que se limita a insultar a los otros en sus caras, o ser cortés, porque sabes que los demás sienten como tú?


Si bien soy de considerar que honesto no es decir todo lo que se piense, sino evitar el decir cosas que no se sienten, me doy cuenta que la gente llama "honesta" a esa persona que en la cara del otro le dice "pero es que usted es muy perra". A mi ésta gente me parece demasiado "full of yourself" (Amo el término) ¿quién le da derecho para criticar a otros? y si bien es de admirar su valentía para el conflicto, no me parece que ser honesto signifique ser un grosero con el mundo. Las personas no son objetos para usar y tirar, y el que no se considere cómo se puede sentir alguien con algo que uno diga es poco humano.

Por otro lado, está entonces la cortesía. La cortesía tiende a ser falsedad, pero, a veces es necesaria para aminorar los efectos del rechazo. Así, cuando alguien se equivoca, no se le da esa humillante lección que el "honesto" hace, sino que con paciencia y buenas palabras se toca el asunto. O cuando no quieres interactuar con alguien más, no lo cortas de forma traumática, generándole un miedo continúo al rechazo, sino que se lo haces saber mediante el lenguaje de señales. ¡Y aquí también hay contradicción! ¿por qué? porque, si la gente no es "honesta" y más bien tiende a ser elevadamente cortés (por lo tanto, elevadamente falso) no te puedes dar cuenta de si aceptan o no al otro. Y aquí es donde nace la constante incertidumbre que algunos (Yo estoy en esa lista) tenemos, porque no se sabe si es cortesía o si es un reflejo de aceptación.

Aclaro, la cortesía no se limita a la falsedad, sino que nace del saber que los demás son justo como uno, que sienten como uno y que desean ser tratados con el mismo buen y digno trato que uno. Ser cortés es ser amable con el otro, lo que nos permite y le permite a nuestro acompañante sentir tranquilidad y no miedo ante un ambiente hostil.

La amabilidad inspira amabilidad.

En alguna entrada pasada (Egoísmo, que, por cierto, es la entrada a una temática personal con más visitas) dije que trataba de implementar como método para disminuir ésta incertidumbre frases como "Yo hablo desde mi verdad, si me miente, si me habla sin deseos, si me trata bien falsamente, no es mi responsabilidad ni problema", aunque en el presente lo he disminuido porque mantengo una disputa interna entre reciprocidad (no orgullo) y ser para los demás.

Bueeno, por allá Coelho escribió en una conversación entre dos de sus personajes "¡Deja de estar pensando siempre que causas alguna molestia, coacción o perturbación a tu prójimo! ¡Si así fuera, la gente ya protestaría, y si no tuviese el valor para hacerlo, es su problema!". Y allí el contexto era mayor, un contexto que realmente me implica: Cuando noto cierta ausencia u ocupación en el otro, yo misma le doy los mecanismos para terminar la conversación. ¡Y otra contradicción! ¿Debo evitar das estas excusas al otro para así que mi yo sea más fuerte (Y que sea problema realmente del otro) o debo mantenerlas y así minimizar la importancia del yo en pro de la importancia del otro? no lo sé, me parece más noble la última, pero, también es cierto que es menos arriesgada, y creo que necesito arriesgar más en ésta etapa, por lo que tendría que posponer el aplicar a totalidad la primera opción.


Bueno, es aquí cuando creo necesario definir esa "cortesía" que para mí es necesaria en el trato, que sería más bien "suavidad" al momento de decir las cosas, pero, nunca pretender decir algo que no se siente, que eso termina empeorando la situación, pues se crea una relación basada en el engaño, por lo que puede derrumbarse con mayor facilidad que una basada en la confianza. NUNCA decir lo que creo que el otro quiere que escuche, sino decir lo que yo siento, claro, no de forma bruta y a secas, sino decente, considerando la humanidad del otro, sus miedos y anhelos, y no con esa supremacía que otros aplican.

"Shh, usa tu voz interna" - Yo a las voces dentro de mi cabeza.

¿Qué pasa cuando yo soy la cortés? Bueno, si bien algunas veces soy ruda -cuando estoy totalmente desinteresada, sea por motivos del momento o por la persona- tiendo a usar la cortesía y generalmente me sale bien. Pero, ante una cosa la cortesía es débil: La insistencia. La plantearé en dos modelos, que son los que más me perjudican en la actualidad.
En el primero, es la propia intensidad de la relación, y en parte es mi culpa, digamos, es problema de mi egoísmo. La verdad, me cuido de usar la frase "Cuenta conmigo" y solo la digo cuando considero que sí tengo la voluntad de actuar y que la mantendré a mediano plazo (Antes la usaba con mucha facilidad) para que personas donde esa voluntad natural no nace crean que pueden contar conmigo aún cuando yo nunca les dije nada y al final la cortesía se queda pequeña para frenarlos. Sí, sí, es egoísta, trataré de mejorar ese aspecto.
En el segundo, es cuando planteas que la amistad siga siendo amistad, pero, yo no sé qué carajos pasa con los hombres que les cuesta entenderlo. Ya lo dije en "Tú te lo pierdes": <<Si dices que "No" a algo, es porque sabes que no lo quieres, no hay más leña que quemar sobre el tema, al final, no te arrepentirás (Si tomas deciciones precavidamente, claro está), en mi caso, no soy alguien que dice "no" cuando realmente quiere decir "sí", eso es hasta tonto también>>. Puede ser un bonito caso de perseverancia , pero, ¡así no funciona! Entonces, ante la primera proposición oficial -porque, insisto, uno ya sabe cuando alguien gusta de uno- se responde cortesmente que es mejor seguir construyendo algo, que uno no ve a la otra persona desde esa perspectiva pero, para que no se sienta mal (bueno, y también es verdad) uno le dice que casi nunca logra sentir esa afinidad con alguien. El tema se supera, se continúa la relación, y kabum, viene el segundo round. Ante la negativa del otro de aceptar su condición, tratas de pregonar tu idea de posesión, de profundizar conceptos, de comentarle que te gusta alguien más y de nuevamente mantener el camino de la amistad. Pero cuando llega la tercera, la tercera, joder, ya te toca ser cortés sin quererlo, como algo interno que te dice "no te descontroles Ana, no te descontroles" y ya le dices que no lo deseas físicamente, que si nunca has aceptado una de esas propuestas de besos que tanto te joden la vida porque siempre consiguen al menos la media luna (Y por eso siempre trato de no mirar directamente a la cara a alguien que tengo a menos de 20 centímetros) no es por miedo, pena, timidez ni nada, es porque no te gusta físicamente, no te produce ese deseo de besarle (Todavía no consigo como llamarlo, que la gente siempre malinterpreta el "deseo sexual", reduciéndolo a "éste se quiere comer a éste").

Bueno... la culpa no me es ajena. Mientras alguien me de pie para hacerlo, tiendo a jugar con las palabras, y para la mayoría de personas, el coqueteo es un medio para alcanzar algo, para mi es solo eso, coqueteo... por lo que otros pueden interpretar que gusto de ellos.
En fin, incluso en esas situaciones se debe ser cordial para amortiguar cuanto se pueda al otro. No se deben jugar con los egos, y cualquier medida que sirva para evitarlo sirve y debe ser usada.

Fiuu, pocas cosas lo liberan tanto a uno como escribir.


No sé exactamente la razón, pero, tengo cierta fascinación hacia la estética-falsa asiática, más exactamente, la coreana. Cuando veo a KARA en Pandora quedo maravillada, aún cuando soy consciente del uso de maquillaje y tinturas (quien sabe si cirugía también) que se manejan.


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