domingo, 14 de diciembre de 2014

Nos dejó el 2014

Otro año que se va, otro que viene. No es que crea que los años son una reivindicación de lo cíclico de la vida y que por otro un año que se va, uno que viene. La afirmación me resulta absurda y superficial, pero tiene su validez; una forma relativamente sencilla de ordenar el tiempo, de controlarlo.

Lo que me jode es que estas fechas me llevan a reflexionar. Desearía dar una reflexión muy abarcativa, en la cual pusiera en juego las transformaciones a través de la periodización electa, pero la insatisfacción ante este año lleva a que la motivación, para tal proyecto, sea mínima. Sé que toda retrospectiva es sospechosa y que es fácil idealizar el pasado, pero no siento que salí de este año tan bien librada como lo fue el 2013. ¡Y es que, ese año fue espléndido, aun con sus puntapiés! Lo abandoné deseando introducirme en una ética estética en un plano muy formal, de poco contenido empírico. Y este lo abandono con un dilema: si aceptar lo hecho en el plano de la interacción como experiencia suficiente y seguir por mi camino, o si acaso adentrarme hasta caer en lo que considero la "bella decadencia de occidente". Un miedo por perderme me impulsa a la primera y un anhelo por destruir me impulsa a la segunda.