martes, 3 de septiembre de 2013

Absolute Boyfriend: El amor egoísta.

Me encanta el olor a café, o el olor a panadería: Siempre he deseado tener mi propia panadería para consumir pan fresco y hecho a mi gusto... es uno de esos sueños que mantienes aunque no creas posibles de cumplirlos o al menos no intentas. Tal como el ser budista o vegetariana.

La tarde de hoy la usé en la productiva tarea de ver capítulos de doramas. Estaba viendo Lie to me cuando de repente la página me muestra una lista de otros doramas, y así, leía sus descripciones mientras buscaba imágenes de ellos en google. Había uno que se llamaba "Absolute boyfriend", leí la trama y me pareció sosa, pero... al buscar las imágenes, encuentro a un hombre sin camisa con un largo de cabello justo como a mí me encantan (Tal cual Tomohisa Yamashita). Como soy un ser muy profundo, lo señalado fue suficiente para que curiosiara un poco en la página... y lo primero que noté es que habían dos versiones de la serie: Una japonesa y una taiwanesa. Al notar que aquel peli semi-largo era del seriado japonés, lo busqué en YouTube... pero, no me gustó. Iba a dejar así, cuando me enteré que el protagonista de la versión china era Jiro Wang. A Jiro lo conocía de la versión china de Playfull Kiss, llamada It started with a kiss (Que es la única que medio vi... me quedé en el capítulo 7) y la versión de Hana Kimi taiwanesa, llamada Hua Yang Shao Nian Shao Nu. Así que decidí echarle un vistazo.

El primer capítulo fue bastante ilustrativo: La elección de características para el novio perfecto, debido a que la protagonista tenía la facultad de elegir su personalidad. ¡Cuán maravillosa se mostraba la idea! Era abordable por muchos ámbitos, entre esos, la idea del saber lo que se quiere. Algunas películas dejan una situación ejemplar que sirve para usar en diversas charlas, y entre esas, hoy cito a Al diablo con el diablo. Aquel hermoso momento en que el hombre, quien tiene la facultad de elegir transformar la realidad a su deseo -a uno conciso... por cinco oportunidades-, lee el diario de la chica por la que está loco; en aquel diario, ella confiesa que desea a un novio sensible, por lo que él pide convertirse en el hombre más sensible del universo, deseo que se cumple... y su sensibilidad es tanta que la irrita y se va con otro. Al final, la moraleja que él da es que "las mujeres no saben lo que quieren". Asunto que me parece muy válido ya que muchas sólo repiten el discurso de lo que se suponen deben querer y no conocen lo que realmente quieren.

La serie contradice esta postura al enseñar un robot con 3100 características electas por la chica, que lo hacen el novio absoluto. Y en este caso, el robot cumple con su función correctamente. Entonces, en teoría, si se sabría lo que gustaría en una pareja... y aquí entra el otro ámbito -y el principal- por el que me permite abordarla: Lo que esta chica elige son características que tienen que ver con ella, no con él propiamente; son características que hacen que él esté al servicio de ella: El otro al servicio mío, un amor egoísta.

¿Acaso el amor es egoísta? Desde mi postura ética me gustaría plantear que no. Creo firmemente en que las personas no deben enamorarse de atenciones especiales excluyentes... digo excluyentes, porque, el simple hecho de que te compartan alguna idea es un trato especial -así lo haga con los demás, es una consideración y aceptación de ti como sujeto-, pero, en mi ideal, no sería una acción excluyente: El otro obtiene beneficio para sí. Para mí, el sentido del amor está en el crecimiento mutuo, no de individualidades o de caprichos, sino de virtudes. Pero... ¿por qué entonces se hace tan atractiva la idea de una pareja como la presentada?

A mi parecer, es bastante curioso, porque me ha pasado. Conoces a alguien que se muestra activo, colaborador, atento... y consigue llamar tu atención. No es por lo que es para sí o por el plan pseudo-ético que se pueda desarrollar, sino porque cumple un ideal que te inculcaron socialmente. Es lo que en un ambiente público sería el mejor candidato, y es justo porque cumple un servicio que te beneficia inmediata y directamente, así como a los demás. Sus actitudes son ejemplares y dignas de admiración, y la posesión de alguien con tales atributos puede considerarse un triunfo, aún cuando tal atracción sea por cuestiones estéticas. Se da gran valor jerárquico a características que bien podrían ser fútiles, como su aparente pureza. ¿Y por qué? Porque es algo que gira en torno a ti: No es materia común, no, es materia especial, materia que te da prestigio al ser quien rompe el sello.

La atracción por el ideal cultural es estética y se basa en la posesión de la idea de lo mejor o más reservado. Si consolido una relación con este tipo de personas, consigo una relación que en apariencia me da una idea de exclusividad, sea desde el ideal de pureza o lo sea desde el de entrega. Ambos me ponen a mí como centro, ambos me dan a mí la perspectiva del centro. Y si acaso es con alguien exitoso laboralmente, el ideal me da un estatus similar, aumentando mi nivel público. Todo gira en el cómo me ven los demás a partir de mi adquisición.

Es una reivindicación al yo. El otro hace de mi yo algo más fuerte, pero, no por un proceso mutuo, sino por hallazgo. El otro ya es, no se tiene que hacer. Su proceso de formación, el cual desconozco y del que no hice parte, pasa a ser indiferente, y se convierte es en una elección de resultados: Es o no es. Si apenas está haciéndose, no es suficiente, a menos que tenga un cambio radical en un asunto que se cree concreto, como el que se convierta en un ser organizado en una semana. Es bastante curioso, porque es una anulación al proceso y antes una reivindicación a un pequeño momento en el tiempo.

No puedo negarlo. Al ver a Nai Te (El personaje protagónico del dorama, interpretado por Jiro Wang) me entra el deseo de posesión de algo similar. Allí están, mis ideales egocéntricos encarnados en un personaje tan entregado que se convierte en dependiente. Y allí está inmersa la idea platónica -o bueno, de Aristófanes según Platón- de que somos mitad de un ser y requerimos la otra mitad para toda una vida, idea comentada al inicio del mismo dorama con el ejemplo de los dedos anulares: Una idea donde se es incompleto y un otro nos complementa. Lo curioso es que, aún cuando en teoría soy consciente de eso, sigo admirando esas características.

Eso sí, al personaje de  Nai Te se le debe dar un bonus por algo: Al ser para el otro, no tiene orgullo. Al ser para otro, es incapaz de odiar. Su sistema de valores se basa en la felicidad que puede representar para el ser que ama. Nai Te, al contrario que Xiao Fei, practica un amor plenamente altruista -altruista, más no ético-. Paradójico que justo se trate de un robot.


Y como mencioné... no se trata de una construcción que tienes con alguien, sino en el encontrar a alguien justo como deseas. El otro es para ti un juego de expectativas: ¿Cumple para ti o no cumple? No valen seres incompletos, ha de ser tan perfecto como te imaginas..... lo curioso es que, construyendo algo mutuo también ésta el prerequisito, aunque expresado de otra forma.


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