martes, 31 de diciembre de 2013

¿Qué me dejó socialmente el 2013?

Este 2013 me ha dejado cosas bonitas... principalmente, personas.

Después de lo sucedido en la Universidad de Antioquia, he empezado Historia en la Universidad Nacional, tomando 15 materias para dos periodos académicos y alcanzando un promedio de 4,6 (que está en 4,5 por un error de nota que corregiré cuando reabran los departamentos). Académicamente, mi vida va por muy buen rumbo: me he encontrado fascinada con el feminismo o la historia cultural, sea con trabajos apoyados en el archivo como la vagancia para el primer semestre o el amancebamiento para el segundo; o sea con modelos de análisis como el postestructuralismo, que he logrado acercarme con tres asignaturas.

En cuanto al sí mismo... ¡bueno! no ha sido tan buen año, incluso me ha dejado encrucijadas prioritarias que he de resolver en esta primera parte del nuevo año, y aún cuando quiero mantener mi plan ético, lo veo en stand up hasta no resolver cuestiones conmigo misma. ¡Un tema complejo! y es el principal factor de que no escriba tanto.

Pero, para compensarlo un poco, el tema social ha resultado de maravilla. Una bonita relación para la primera mitad que me aportó grandes cosas, unos nuevos amigos para el espacio académico que me permiten ampliar mis panoramas, una apertura un poco más amplia que la de 2012 en los contextos LGBTI, y tantas personas a las que agradecer.

Quisiera empezar con Edgar, quien nuevamente se muestra como la persona más importante en mi existencia en cuanto consciencia de ella misma. Es por Edgar que tengo un sentido y es con él que puedo sentir un acogimiento en un mundo que a menudo me niega (en cuanto que he construido edificios fantasmas que con nadie más puedo compartir porque no los entienden). ¡Ah, mi amado zorro! Este año nos ha separado, pero, le siento tan cerca.

Además de Edgar, el año me permitió conocer más a profundidad a personas como Sebastián, personas con una mente para descubrir y generar empresa (en cuanto a compartir conceptos e ideas) para el otro año. Conocí personas que finalmente terminaron por reducirse, pero, igual, me impresionaron, como fue el caso de Daniela L., quien no sólo me recomendó un gran libro sino que también aportó a mi forma de ver el mundo. Así, el año me permitió reconocer a tres personas diferentes del resto a mis ojos, me permitió caracterizar más y generar subjetividades más complejas.

Obviamente, en mi lista también están las nuevas amistades en la universidad. A este caso, quisiera recordar algunos nombres trascendentales, como el de Julián, Melisa, Laura, Manuel, Carolina M. y Andres. Los momentos compartidos que terminaron creando recuerdo han sido bastante valiosos para mí; A estas personas les debo gran parte de la alegría pasada en la Universidad así como la comodidad allí encontrada. Con ellos visité la Feria del Libro y con otros tantos hicimos un recorrido por el centro de la ciudad, salidas que siempre consiguen fortalecer vínculos. Excelentes seres humanos y personas muy capaces académicamente, con los que logré adquirir cierto nivel de compinchería que me gustaría mantener.
Por otro lado están Isaac, Manuela, Cindy, Laura, Nataly, Luisa y Esteban. Además de los momentos compartidos en la Universidad y las dos noches de cerveza, tuvimos la oportunidad de compartir un espacio por WhatsApp que nos mantuvo muy al corriente de cada uno. Me encantó relacionarme con ellos ya que cada uno tiene una personalidad diferente pero enriquecedora. Con ellos pude compartir elementos extra-aula y espero poder seguir cosechando ese nivel de confianza. Agradezco a Esteban que me unió al grupo y a Isaac, Luisa y Manuela que fueron los primeros en integrarme al mismo.

Otro elemento que quisiera destacar es la gente por fuera de estos medios. Allí me gustaría mencionar nombres como el de Cristian, el de Marcelo, el de Carolina S. o el de Andrea. Cada uno de ellos me dio momentos de risa, de salir un poco de mis cabales (puesto que a todos los conocí en un ambiente de fiesta, aunque, ¡eje! ¡yo nunca me he embriagado!) y de permitir experimentarme a mí misma en otros ambientes, en otros roles. Con todos se desarrolla cierta empatía, y me da felicidad contarlos en mi presente.

También están esas de "toda la vida". ¡Bueno! amigos que conozco desde el 2008-2010, y sigo manteniendo contacto (que yo renuevo mucho mi lista de amistades): Victor y Javier. El aprecio cosechado es grande, y la confianza que siento al conversar o la comodidad resultan demasiado placenteras. Aquí ya se ha desarrollado cierta camaradería que se aprecia con sinceridad.

Están aquellos anónimos con los intercambié pasos de baile, miradas, preguntas bobas y una gran incomodidad en los eventos a los que me integró mi hermana. Allí pude conocer un poco más de cerquita el ambiente de fiesta y de socialidad LGBTI, aunque ahora mi interés se haya disminuyendo.

Y no porque haya elegido ubicarlos al final son menos representativos: mi familia. El inmensurable apoyo de mi madre y de mis hermanos me ha mantenido a flote en un año que a veces se torna difícil con esas crisis a las que no me habitúo, aunque sean tan comunes en mí. El cariño prodigado por mi tía Elcy, por mi abuelita Aura o por mi prima Nathaly ha sido clave para sentir otro tipo de hogar. A todos les profeso un profundo cariño que espero materializar en este re-encuentro emocional.


Claro, hubo personas con las que empecé a hablar y dejé atrás en un momento dado, que hicieron parte del presente de cierta época, pero, que no marcaron mayor cosa -o nombres para aumentar ciertas cifras-. También las hay con las que esporádicamente hablo, pero, estas son las más representativas de mi presente. Esos no nombrados, ese grupo ahora de anónimos, ¡ha de excusarme, aún cuando no sepan que escribo! sé que pude añadir más nombres, pero, no lo he querido hacer porque ahora son sólo recuerdos y no personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario