jueves, 9 de mayo de 2013

El papel del elogio

Ésta noche recordaba algo que aconteció tan solo ayer, en la última clase de la tarde. A una compañera le dije algo como: "¡Qué bonita tu chaqueta!" a lo que respondió agradeciendo. La interacción muy normal, no sale de los parámetros y antes, según veo, tiende a ser la norma. Lo que me pareció curioso fue el cambio de actitud a partir de. Resulta y sucede que mi relación es muy neutra con esa compañera, pero, esa noche me pareció que ella estaba un poco más amable conmigo. Lo pensé al momento, claro está, pero, hoy en especial la situación volvió a mi mente cuando ingresé al FB, y lo llevé a una situación más genérica: Las personas son más amables si les nutres el ego. Eso fue lo que le expuse a Nathaly cuando opté por abrir la ventana de su chat y contarle mi hipótesis. Más la cadena de pensamientos sólo iniciaba.

Inevitablemente, después de dar esa declaración, pensé en el cómo reaccionaría yo ante una situación similar. En mi caso, se hace evidente la negación o simplificación del acto. Ante un "Hoy estás muy bonita" caricaturizo y respondo un "lo sé, toda la vida". Quienes no miren más allá de la superficie encontrarán ésta actitud muy "sobrada", pero, realmente allí se encuentra la inseguridad. El responder de ésta forma es caricaturalizar la misma expresión que te dieron para no tomarla enserio: No sabes reaccionar. El dar las gracias te daría vergüenza y no tienes la confianza para aceptarlo con honestidad.

El papel del otro como observador en un halago. Tomado del blog de dazmian

Ya sabía cómo reaccionaba yo, y ya tenía desde el principio el planteamiento vago de que la reacción de mi compañera se debe a un acto de inseguridad también (¡Thor quiera que no me esté reflejando nada más!): El que yo resaltara algo en ella, el que le mostrara que me percaté de algo que sobresalía en ella le daba confianza, le daba la idea de que le reconocía y por ésto se soltó un poco conmigo, por eso liberó un poco su cuerda, por eso bajó sus defensas levemente conmigo. Claro, ésto es solo una teoría, tendría que confirmarla, pero, para ser honestos, creo que le caigo mal a la joven, así que veo como difícil el plantearle la situación.

Ahora, la cadena continuaba y me sugería ahora el "¿Cómo reaccionan los demás?". La reacción ante el elogio da grandes vestigios acerca del carácter de alguien: Habla del cómo se concibe a sí mismo y cómo se concibe en relación a los demás. Si se sonroja, si responde con un gracias, si devuelve el cumplido, etc. su reacción demuestra el papel que opta por tomar en la interacción, su reacción muestra el interés del juego discursivo. Cuando respondo "¿Yo? Siempre" lo hago también para quitarle el posible carácter romántico, pues no sirvo para esas interacciones cuando son iniciadas por el otro, prefiero iniciarlas yo o sino me tardo un poco más en responder.

Si hay una cosa que las chicas amen más que el que les digan que son lindas, es que les digan que son más lindas que otras chicas. Tomado del blog de Woahyummy

Mi experimento improvisado me dio interesantes resultados para entender un poco más a las personas con las que interactúo: La naturalidad de sus respuestas, la negación, la simplificación, la indiferencia. Pero, lo más destacable allí, para mí, sería la consideración no ya sobre la reacción ante el elogio, sino el origen del elogio.

El elogio, por lo general, es una muestra de confianza. Sea con un desconocido, el elogio cumple la función de acercar. Se podrá arguir que quienes lo usan con mucha frecuencia son inseguros y tratan de ganarse al otro mediante un despliegue de halagos, pero, la trampa adyacente es hermosa, es cautivadora: La maestría existente en las formas de interacción.

Hoy, tal vez de una forma cerrada y poco analítica, me atrevo a declarar que quienes más dominan el arte de la interelación son quienes dan un buen uso del elogio. Aquellos que por lo general nunca hacen uso de él no tienen una habilidad destacable, pues su indiferencia bien puede dar muestras de un cuidado hacia el otro latente. Por el contrario, quienes optan por incluirlo en su forma de relacionarse es porque mediante su experiencia han aprendido las ventajas sociales que subyacen mediante ésta forma de interacción, son más conscientes y más perspicaces, saben cómo hacerlo.

No lo niego, por lo general no doy elogios. Me da miedo la posible reacción del otro y me asusta el no tener control sobre eso, donde puede estar incluida la imagen que se lleven de mí, poniéndome en un papel de desventaja al imaginarse que gusto de esa persona. Le temo a que el otro piense que tiene el poder sobre en mis reflexiones está el abandonar ese temor infundamentado.

Probablemente del tema se puedan sacar más complejas interpretaciones, yo por hoy dejo así, no negando -además que dejo en manifiesto al hacer una entrada sobre el mismo- el interés que toma para mí éste tipo tan normal de interacción. ¡Es que hablar con la gente es un arte!

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