viernes, 17 de mayo de 2013

Idealización (III)

Desde mi experiencia, me resulta fascinante el amor a primera vista. Bueno, no sobrará aclarar que, si bien he cambiado muchas cosas de mi pensamiento, sigo manteniendo la postura expuesta en la entrada El amor, donde no consideraba que ésto fuese aquel aglomerado de sentimientos y voluntades, sino una atracción netamente física que nos lleva a idealizar. Bueno... tampoco sobra aclarar que siento debo excusarme por decir cosas en aquella entrada de octubre del año pasado como que entendemos mal el amor; al hablar de ésta forma expreso que el amor es una idea que supera a las personas (perspectiva que realmente no tengo) y que yo tengo la verdad de las cosas. No puedo sustraerme del todo de éste último punto, pues, aunque creo que lo que expresaré en ésta entrada no tiene la pretensión de ser ley general, que sea algo que aplique para todos sino que es mi caso particular, igual, creo en ello. No le llamaría "verdad", sino que es algo "verosímil" para mí, y eso hace que muchas otras propuestas no lo sean, excluyéndolas.

¡El idealizar! Por eso me resulta fascinante esa atracción física. Aquella primera impresión visual que tienes en donde te ves cautivado por un tipo de belleza. Contaste con el azar para poder empezar un acercamiento -que se ha desarrollado muy lentamente- y empezar a hablar con esa persona... y pfff, resulta que, ideológicamente, no cuenta con ello que te "apasiona". Siendo razonables, se admitiría la sobre-estimación y se archivaría el caso, pero no, no eres tan racional sino más bien emotivo, aunque para éste caso en particular, eres instintivo: El que te hable con una sonrisa, así su punto de vista no resulte para ti algo interesante, te resulta de lo más de agradable. El solo contemplarle te hace desear mayor proximidad. ¡Oh, idealismo! Y ésta situación en particular la quiero relacionar con dos ideas, que son realmente lo que me anima a publicar ésta entrada.

El primer caso es con una idea que nuestro querido esteta comentaba en clase. Si bien la idea ha sido reiterativa, realmente caló en mí desde el primer momento ya que es una de esas frases que te atraviesa transversalmente al encajar con la construcción de un punto de vista, y debo decir que me resultó fascinante y novedosa: "Sueñe, pero, sepa que está soñando", lo decía en relación a que las nociones, que son una abstracción de la cosa, cada vez nos alejan más de la realidad de ésta, pero que probablemente ésta realidad sea impercibible por nosotros, así que, créese una realidad, pero, sepa que no es la realidad.

Al reflexionar ésta mañana sobre la idealización la frase se me vino a la cabeza. Puedes identificar que estás idealizando. Tratas de ser consciente de las particularidades de esa persona que consiguen llamar la atención en ti, sin intentar mentirte, y allí descubres que no es su forma de pensar. Sí, tal vez sea alguien muy responsable, tal vez sea alguien un poco tímido o que al menos lo parece, tal vez tenga una que otra admiración por los mismos autores que admiras, pero, su pensamiento no tiene aquello que te encanta; no pareciera tener ese escepticismo que le hace dudar de todo y al mismo tiempo alejarse de una noción lineal del mundo, de una dialéctica entre ser/no-ser, y hago mención de ésta característica ya que aquella perspectiva me permite profundizar la consciencia sobre mí misma con la re-evaluación. ¿Qué tiene entonces? Y allí te remites al primer día en que tus ojos se encontraron con su silueta y como desde aquel momento le admiraste. Aquí se apela a la obviedad: Te atrae por su forma estética.

Lo que nos estropea más la vida es la imagen en nuestras cabezas del cómo se supone que esto debe ser.
Ante la imagen respondo: ¿Y si reconocemos la idealización? sería minimizar el ver las cosas como se suponen deben ser.
Ahora, la segunda idea. No sé si antes, pero, sé que desde la primera generación de los Annales se plantea que la utilidad de la historia debe ser considerada en otros términos, pues el significado de utilidad está basado en la contemplación capitalista que refería a la misma como algo pragmático, acudiendo entonces a la legitimación de la disciplina, que sería el estudiar el pasado para poder comprender el presente. Más, que yo sepa, y puedo estar en profundo error, incluso con el amplio entendimiento teórico de la realidad social -que no deja de ser una representación, una interpretación de la misma-, ésta sigue al escape de los reformadores. Digamos que estos no han podido moldear la estructura según su ética les dicta, y se deben contentan con observar cómo la estructura se desenvuelve a través de los cambios que se presentan en las formas de relación, tales como con el dinero o la vida. De la misma forma me atrevo a sugerir que opera la idealización.

Así es, señoras y señores, admito ser consciente de lo burlesco que puede ser comparar éstas dos perspectivas con la idealización, pero, soy alguien banal y cínico, así que igual me tomo el atrevimiento. La idealización sigue las ideas aquí compartidas ya que, aún cuando la identificas, aún cuando reconoces los factores que podrían estar interviniendo en ella -tal y como en la historia-, aún cuando incluso detectas el error, no puedes hacer más que verla, que contemplar cómo se desenvuelve la misma. No puedes más que sonreír tontamente cuando llegues a casa porque sostuviste una conversación cercana con esa persona, aún cuando esas mismas palabras en otro no significarían mucho para ti. Aquí entonces apelo al soñar sabiendo que se sueña. No se trata de clasificar las cosas en buenas o malas, no se trata de satanizar la idealización, sino solamente saber que se está cayendo ante ella e identificar el por qué.

Pero, y si no puedo moldear mi voluntad, sino puedo rechazar la idealización, ¿para qué me sirve identificarla? Bueno, aquí daré una respuesta muy vaga: Para ser consciente de los elementos que están en el escenario, y así evitar cegarse. Podría ser sólo un capricho para aumentar la perspectiva, o al menos supongo que eso se hace al no quedarse ligado a un discurso sin transfondo como el "¡es que yo le amo como es!" o cosas de ese estilo que son tan comunes (¡Ah! Ofrecería disculpas, pero, me parece que es una perspectiva cerrada en la mayoría de los casos, por lo que mis disculpas serían una vil falacia).


Que recuerde ahora mismo... no conozco ninguna canción que hable particularmente de la aceptación de la idealización. La que más se acerca es el glorioso sarcasmo de Lily Allen en The Fear, que expresa una consciencia sobre las dinámicas en las que está envuelta y gran parte de la sociedad occidental también lo está, sin proponer ningún cambio -cosa que me resulta aún más encantadora- sino la simple toma de consciencia y el reconocimiento del miedo ante no saber qué está bien o mal, al no saber qué es real, al verlo todo nublado.



PD: Ésta entrada no es la primera sobre el tema, sino que ya ha venido siendo elaborado desde Representación MentalIdealización II y la confrontación.

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