martes, 16 de octubre de 2012

El Amor

Días poco productivos. Leo y leo y me quedo en la misma página hasta por cinco minutos. Pierdo la concentración con facilidad y soy incapaz de detectar qué me está pasando. He visto unas cuántas películas y mientras más lo veo en las películas, más refuerzo mi modo de pensar, por lo que hoy hablaré de algo que a todos de alguna forma nos atañe: El amor.

Mi visión de hoy no se caracterizará porque lo enerve, sino porque trataré de describirlo desde el cómo se presenta en general ésto que llamamos un "sentimiento". Y la idea que tocaré en los siguientes párrafos la podría resumir en que no amamos a los demás por lo que son, sino por lo que representan para nosotros. Y ésto es casi que un axioma para mí en éstos momentos porque incluso en la única relación en la que "siento a profundidad lo que dice" valoro esa persona porque sus palabras representan algo en mí, porque me están tocando como ser.

¿Por qué digo que se quiere a los demás por lo que representan? la vida amorosa de terceros es una clara prueba de ésto. El otro casi siempre llega para suplir una carencia: La chica que es rebelde con el mundo hasta que conoce al chico que la comprende y ella le empieza a amar porque él le da la estabilidad que buscaba, porque le ofrece la confianza en ella que ni ella se tenía, porque está para ella y la hace sentir "especial". ¡Especial! ¡¿pero cuál es nuestra obsesión con la especialidad?! Y kabum, allí se une de forma majestuosa el tema con el orgullo.

Se me disculpará por desviarme un poco, pero, se me hace necesario el precisar la conexión que encuentro entre éstos dos. Ya creo haber comentado los dos tipos de ego (De forma leve lo hice en Estructura de mi yo), igual, lo recuerdo brevemente: El "ego" que es esencia, o sea, que es lo que eres; y el ego que es apariencia, que es justo lo que casi todos en la actualidad practican. El segundo ego requiere barreras para no verse lastimado, y allí el orgullo entra como muralla o guardían, tratando de salvaguardar que éste ego quede intacto. Ahora, hilemos con el tema principal: La necesidad de sentirnos "especiales" es una forma de orgullo, por lo cual el otro DEBE SER para nosotros o a servicio de nosotros.

Ya no es de querer, sino de un deber que no se justifica solo, y esto está bajo la horrible estereotipación (no sé cómo se copia esa palabra D:) que nos proyecta la sociedad, con unas normas de conducta en ese tipo de relaciones. Las personas no conciben una relación si no hay intimidad física, y se dice que es lo mismo que la amistad. Y no lo estoy diciendo porque venga aquí a profesar las ventajas de la castidad, de los testigos de Jehová o cosas de ese tipo, sino que lo uso como ejemplo porque nos estamos cerrando en ideas y catalogando erróneamente, a mi parecer, entendemos mal los conceptos de amistad o amor.

El amor se está limitando a exigir mientras "se da". Ese "dar" es casi que ponerte un dueño, porque renuncias a cosas que ni sabes por qué estás renunciando simplemente para exigir lo mismo en el otro. ¿Y por qué lo exiges? porque te quieres sentir especial.

Un hombre de verdad nunca deja de intentar mostrar cuando una mujer significa para él
Hay que sentirse "Especial"

Por el lado de las carencias, entra algo que realmente no comparto, y es el que uno debe valorar o querer a alguien que lo quiere a uno (En contraposición con lo que pensaba de joven, que comenté en Distancias). ¿Por qué? No digo que uno debe despreciarlo, pero, no se debe buscar que lo quieran a uno para nuevamente buscar esa "especialidad", ese "alguien me ama" o cualquier cosa para sentirse menos pequeño, sino que se debe buscar es el amar, pero, no en forma de cadenas opresoras, sino amar para liberar.

También está otro tipo de amor, que es el de por idealización. No sé si todos idealizamos... lo creería, pero, tendría que entrar a reflexionar más sobre el término "idealizar", aunque, igual si creo que vemos a los demás desde nuestra limitada perspectiva, incluso si los conocemos mucho. Digo yo "idealizar" en cuanto a postrar al otro en un trono, así para convencernos de que "lo queremos por cómo es", cuando en realidad es casi que obligar la percepción propia que se tiene del otro para apegarse a él.

O ese tipo de amor pasional, que realmente hace parte de la idealización. Así, mediante una química física se crea un mundo de fantasías (y bien que es de fantasías) hasta que se agote la pasión de la carne. No se ama realmente al otro, sino la sexualidad del otro y el cómo ésta sexualidad nos toca, y bueno, a partir de allí nos "enamoramos", pues la sexualidad es una clara muestra de intimidad, lo que facilita el contacto, pero, sigue siendo una idealización a mayor escala, con la misma estereotipación y seguimiento a las normas sin saber por qué, o al menos así observo yo a través de la experiencia de terceros.

Pero, incluso si no idealizamos (desde lo previo dicho) y no nos aferramos para sentirnos especiales, la representación siempre está presente. Alguien vale para mí siempre y cuando tenga una serie de cosas que yo pueda apreciar o sentir, y éstos se basaran en que tan significativo sea para mi lo que me dice, por lo que intrínsicamente está ligado a mi subjetividad. Así mi visión del amor pudiera ser la menos exigente y "libre", siempre estará ligada en que yo querré al otro porque también es para mí, porque sus palabras penetran en el yo, así se intente minimizar el efecto de la idealización o así no se considere al otro para ser para mí.

Ahora, el amor se puede liberar de esas cadenas, pero, en mi opinión, se hace al pensarlo, al imaginarlo, no al netamente sentirlo, pues, los celos también se sienten y el odio también, pero, se puede saber racionalizarlos. Hace poco hablando con Edgar mientras caminábamos por las estrechas calles de Copacabana se hablaba de la fidelidad de las metas: Cuando quieres algo, te encaminas hacia ese algo y lo haces, la fidelidad a tu meta no es algo impuesto, sino algo que nace del alma, porque eso es lo que quieres hacer. Y allí pensamos también en las relaciones sociales, ya que cuando aprecias a alguien, la fidelidad no es algo que te deben exigir desde afuera, sino algo que nace por dentro. Cosas similares pueden pasar con la idea de complemento: La otra persona no está allí para hacerte completa ni para amarte. Si te amas tú mismo, ha de ser suficiente, no requieres el amor de otro para nutrir tu mal formado ego, y ya eres alguien, solo que alguien que sigue creciendo, pero, tu crecimiento no será por una sola persona, sino por varias, por todas, por el mundo. 

Aunque, sí seré idealista al comentar que creo sea posible alcanzar un mejor tipo de amor. Un amor indiscriminado, donde no amarás a los demás porque sus palabras te toquen, sino porque simplemente son. ¡El amor cristiano! Ese que se dicta en los 10 mandamientos como "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", y que no se limita a decirlo, sino que teoriza a partir de eso.


Para la canción, una hermosa melodía de Silvio Rodriguez, que para mí representa la idealización en su cúspide. Enjoy it.


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