miércoles, 7 de noviembre de 2012

El sueño en exceso

Que curiosidades xD, la entrada "Indiferencia" recoge diaramente a gran cantidad de gente por la imagen que la caracteriza, cuando allí mismo se hace una crítica a ésta, y creería que la mayor parte de los seres que marcan visita ignoran ésta crítica.

Bueno, ¡ésto del compromiso con uno mismo es cosa seria! y al menos vigoriza cuando crees que la batalla está a tu favor. Para mí es todo un logro despertarme con toda la energía a las 6:30 am, y claro, ¿qué hizo la diferencia de hoy con otros días? la lectura de ayer de Freud y la subsiguiente charla con Edgar, ya hasta le tendría que empezar a pagar.

Como todo buen zombie que se traga entero lo que le dicen, las palabras de Freud me parecieron lógicas y consiguieron hacerme reflexionar sobre el sueño. Le cito:


"[...] El reposo es un estado en el que el durmiente no quiere saber nada del mundo exterior, habiendo desligado del mismo todo su interés. Retirándonos precisamente del mundo exterior, y protegiéndonos contra las excitaciones que de él proceden, es como nos sumimos en el reposo. Nos dormimos cuando nos hallamos fatigados del mundo exterior y de sus excitaciones, y durmiéndonos, le decimos: "Déjame en paz, pues quiero dormir." Por el contrario, el niño suele decir: "No quiero irme a dormir todavía, no estoy fatigado; quiero jugar aún otro poco." La tendencia biológica del reposo parece, pues, consistir en el descanso, y su carácter psicológico, en la extinción del interés por el mundo exterior. Uno de los caracteres de nuestra relación con este mundo, al cual hemos venido sin una expresa voluntad por nuestra parte, es el de que no podemos soportarlo de una manera ininterrumpida, y, por tanto, tenemos que volvernos a sumir temporalmente en el estado en que nos hallábamos antes de nacer, en la época de nuestra existencia intrauterina. Por lo menos, nos creamos condiciones por completo análogas a las de esta existencia, o sean las de calor, oscuridad y ausencia de excitaciones. A más de esto, muchos de nosotros se envuelven estrechamente en las sábanas y dan a su cuerpo, durante el reposo, una actitud similar a la del feto en el seno materno. Diríase que aun en el estado adulto no pertenecemos al mundo sino en dos terceras partes de nuestra individualidad, y que en otra tercera parte es como si todavía no hubiéramos nacido. En estas condiciones, cada despertar matinal es para nosotros como un nuevo nacimiento, y cuando nuestro reposo ha sido tranquilo y reparador, decimos, al despertar, que nos encontramos como si acabáramos de nacer. Claro es que al decir esto nos hacemos, sin duda, una idea muy falsa de la sensación general del recién nacido, pues es sospechable que éste se sienta muy a disgusto . [...]" p.87-88*

Tan pocas palabras fueron necesarias para relacionarlo con algo que ya había comentado con el mismo Edgar antes, que era que las personas con tendencias depresivas duermen más de lo necesario, pues el sueño es una especie de escape de la realidad, una forma de evitarla. Así, Freud confirma mis ideas y las expande, pues su perspectiva es con todo el acto de reposo, incluyendo el necesario, ya que no podemos vivir interrumpidamente, y es cierto, a veces necesitamos descansar de algo para poder digerir ideas y renovarse a uno mismo.

Allí interviene la charla con Edgar. Dormir para el reposo básico no está mal, pero, hay que sospechar si se quiere mantener en tal estado, en tal aislamiento del mundo exterior. ¿Y a quién no le ha pasado que se despierta una mañana fría, y sólo quiere quedarse entre sus cobijas soñando? Me he despertado muchas veces más tarde de lo que debo porque tuve un buen sueño y tenía la intención de acaso reanudarlo. ¿Acaso la fantasía es más excitante que la realidad? y si es así, ¿qué se está haciendo con la realidad o que perspectiva se tiene sobre ella?

Mantén la calma y vive tus sueños. Ésta vez no tengo objeciones contra la sabiduría popular


El asunto del sueño se habló de forma relativamente rápida (digo, en comparación con otros temas) y se direccionó a uno de mayor trascendencia que ya habíamos puesto en la mesa: El compromiso con uno mismo. Me recuerda un poco cuando le comentaba a Johanna que mi objetivo en la socialización era generar empresas, pero que me encontraba ante la dificultad que en general la gente no quiere comprometerse de éste modo (pero no les suele cortar si es una relación apoyada en el incentivo físico, irónico). Y si somos lógicos con la frase de madre de "uno no da amor si no se quiere a sí mismo", uno no puede ofrecer compromiso si no está comprometido con uno mismo, y el compromiso con uno es cosa seria, pero, cuesta, pues no se puede aislar de la cotidianidad o con el yo, tal cual pasaría si nos tuviéramos que cuidar un pié roto. Más, será dedicarle un espacio a parte a tan interesante tema.


Y dado que estamos con canciones todas de "You can do it!", que no es que yo escuche para llenarme de ánimos (en general, la música produce el efecto contrario en mí), sino porque el mensaje me parece lindo.



* FREUD, Sigmund. Introducción al psicoanálisis. Madrid: 1973, Alianza Editorial.

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