martes, 13 de noviembre de 2012

¿A qué le eres indiferente?

Puaj, me repudio cuando por cosas de la vida se me sale un "parce". Bueno, en otras noticias.

La semana pasada leí una frase que causó un particular interés en mí, bueno, fue una frase que me dejó pensativa recién la leí: "[...] para que la ciudad pueda existir, para que pueda salvarse, le hace falta la verdad. Pero la verdad no pudo decirse en un campo político definido por la indiferencia entre los sujetos hablantes. [...]" p. 56*

No vengo aquí a hablar de política, si bien no niego que el ver el juego del poder puede ser interesante, no entra en mis temas predilectos, y creo que ya se deja obvia mi afición al sujeto. Pero, podemos cambiar aquí el objeto a análisis. ¿Por qué no? el propio autor nos comenta el cambio de enfoque de la polis a la psikhé (alma) en su escrito sobre la parrhesía (hablar francamente).

Pero, sigue en duda el por qué esa frase se quedó en mí... así que prosigo, y claro, relacionándolo con las palabras que precedieron y antecedieron las aquí citadas, me parece interesante ese juego que se da con "la verdad". No creo en una verdad, y me resisto a considerar varias verdades, ya que es flexibilizar mucho el término, pero, el autor no nos habla de una verdad universal e irrefutable, sino lo que los individuos o grupos que investiga consideraron verdad. Aún cuando me niego a admitir la palabra, tengo "verdades" (en el sentido amplio del término), y eso que soy consciente de lo falibles que pueden ser, pero, en algo debo creer. El ver la vida moderada como una vida de virtud es una de ellas, o el escoger la honestidad como camino a tomar también lo es, y dado que no analizaré los grupos que el autor investigó, sino que abarcaré el yo y lo que le incumbe, mi "verdad" aquí descrita irá en torno a eso: Al camino de la honestidad.

Volvamos con la frase. El punto que más llama mi atención es el nombramiento de la "indiferencia". Acto inmediato, representé en mi mente mis relaciones con los demás (dado que los objetos no pueden presentar indiferencia) y traté de comparar a través del papel de la indiferencia. Claro, ya había notado como la indiferencia del otro logra aburrirme, pero, lo vi un poco más allá, o un poco más acá, o no vi nada importante, no sé, la cosa es que formulé una pregunta para un hipotético interlocutor: "¿Y tú, a qué le eres indiferente?".


O más bien: La indiferencia duele.

La pregunta la elegí dado que aquello que nos presenta indiferencia no servirá construir un proceso de honestidad. El problema es que esa pregunta genera respuestas similares a la del "¿a qué le tienes miedo?", y se habla de cosas sólidas. Pero, no hay que desmeritar, incluso en la solidez hay un por qué, y el abarcar ya la parte psíquica puede conducir a que el otro relacione la pregunta con el universo mental.

¿Por qué es importante para mí determinar qué es indiferente? ¿por qué no funciona para construir un proceso de honestidad? Lo que es indiferente no servirá de punto base ya que se presenta para la omisión o bajo compromiso, cuando alguien me dice "¿qué hiciste hoy?" casi siempre respondo más para que el otro imite mi respuesta que para que me pregunte por cada cosa, pues, en realidad me es indiferente hablar de eso, e incluso en mis respuestas omito: sólo cuento aquello de lo que podría responder. Omitir podría tener resultados más nefastos que mentir, pues, la mentira se puede cuestionar y llegar hasta la verdad, por su parte, el silencio o la falta de algo puede ser más difícil de reconocer, ¿cómo saber si la información que te dieron es incompleta? y esa privación de datos lo que hacen es obstaculizar un proceso de honestidad. Pero, se dirá entonces que no es realmente tan serio el asunto, ya que, si alguien no habla de algo que no le importa, no se pierde mucho, y estoy de acuerdo en ese enfoque, pero, ¿y la otra persona qué? si uno es indiferente a un tema, no lo abordará, lo que limita de por sí al otro, al interlocutor, y ésto sí que podría traer trabas a la comunicación.

Pero, no digo entonces que no debamos ser indiferentes hacia nada (aunque sería una buena tarea el intentarlo...) y no tendría boca -o bueno, dedos- para hablar, pues, mi estado por antonomasia es la indiferencia, y hay días completos donde todo me da igual, pero, si creería importante reconocer en qué la comunicación puede tener obstáculos, y si acaso afecta a una de las dos partes que tienen interés en formar un proceso de honestidad, que se trate y se abra una perspectiva. Recuerdo que hace más de un año le comentaba a Facu que lo que a él le importara sería importante para mí, y puede ser una frase extremista, pero, la idea es hermosa y si se trata de aplicar uno también gana al abrir perspectivas. ¡Y lo dice alguien que está luchando un proceso para controlar su indiferencia que por el momento ha funcionado!


No sé si ya haya compartido ésta canción en el blog... dudo, porque sé que hace unos pocos meses lo puse en el FB, pero, no sé si sólo quedó allí. Una canción de Keane que ciertamente me encanta. No sé si estaré en profundo error, pero, me parece que se relaciona muy bien con el tema de la indiferencia.


PD: En adelante, subiré las imágenes en el servidor de Blogger y daré los respectivos créditos. Lo encuentro necesario porque hace poco se me bloqueó la entrada de Religión: Agnosticismo Atéico debido a una imagen, y no sé cuántas más entradas estén sufriendo lo mismo.

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