lunes, 24 de septiembre de 2012

Entre "Usar y tirar" y Confrontar (II)

Ah, reposo. Empiezo comentando que le cambié la descripción al blog, ¿por qué? porque "hedonista" mis polainas, realmente no lo practico pues mi accionar se rige más hacia lo neutro. No sé que ponerle... ya que lo que escribo no son absurdos, o al menos no desde la descripción que le da Camus a lo absurdo en sus primeras veinte páginas del Mito de Sísifo (apenas lo empiezo a leer) pues buscan darle un sentido a la existencia, un sentido que la trascienda. ¿Una lucha contra el absurdismo, tal vez? podría ser, ya le dedicaré el tiempo en buscar una descripción apropiada.

Éstos días he estado un poco anti-social. Bueno, no un poco, ya llegué al punto de que cada vez que suena Hanabi wa Owaranai -mi ringtone- pongo cara de queja (menos mal casi no suena, jaja D:). Es difícil evitar esos arrebatos de elitismo que envuelven a un alma con un ego mal edificado, y éstos días he sido víctima de esa maldición mía egocéntrica, creyendo que las demás personas son demasiado superficiales y que no aportan mucho a mi crecimiento, ¡cuan cegada estoy en mi estupidez hay veces! La batalla más complicada es la que se lidia contra sí mismo.... y bueno, ayer tuve un buen balance, además que el sábado dormí en casa que no es mía y la experiencia me sirve para romper mi cascarón.

Ésta tarde abordaré dos temas que ya comenté y que tengo escrito la mitad, aunque la otra mitad ya la tengo solucionada en mi mente, los temas ya los comenté en la anterior entrada, los cuales son el "Usar y tirar" y la Confrontación, temáticas que clasificaría como las más importantes en mi presente en cuanto a lo social, pues, unidas cobran mucho sentido práctico.


Sobre la primera, ya había mencionado en otras entradas el término. La primera fue en Cortesía desde el rechazo y la segunda fue comentar que había escrito una entrada pero que no la publicaría (ésto está en la entrada "Edgar"), entrada que ya descarto porque no me gustó su enfoque. Así que, comencemos en materia. Anexo que la primera mitad del escrito fue escrito el 17 de septiembre.

El "Usar y tirar" lo saqué de un libro ya mencionado en previa entrada: Querida Mathilda, de Susanna Tamaro. La cita textual es ésta, y es la única parte en que abordan la idea en el libro, pero, fue suficiente para cautivar mi atención: "[...] nuestra época es la época de la aceleración y de la prisa: una época en la que, en vez de domesticar, todo se usa y se tira. Cuando nos cansamos de algo, incluso si todavía sirve, lo sustituimos por otra cosa nueva. Cuando una relación cansa, se "tira" a la persona". Aclaro que sobre "domesticar" comentaba lo dicho por el zorro en El Principito, que es crear vínculos. ¿Qué reflexiones saqué de allí? Una sería la paciencia (Que espero comentar en una entrada específica) y la otra lo que aquí vengo a comentar.

Efectivamente, he usado y tirado a la gente, así como éste me ha usado y tirado a mí. Es una conducta que deseo socavar en mí, pues las personas no son objetos sino seres con consciencia. Si a las personas cuando están en frente mío les digo "siéntete libre de ser conmigo, pues trataré de no juzgarte y te escucharé si es necesario", pero no demuestro que la frase tiene cimientos porque realmente no los tiene aún cuando si cumplo lo que creo prometer con lo ahí promulgado, y ésta falta de cimientos se debe a la carencia de una constancia que de fe de un proceso, ¿cómo realmente podemos resultar confiando el uno en el otro?

Identificados ya los motivos suficientes para tomar la empresa, el problema sería ¿cómo evito el "usar y tirar" a la gente? ¿cómo evito que cuando me canse de alguien lo termine tirando? realmente, la única solución que me propuse fue reesctructurar mi idea de utilidad en la gente y luchar contra esa naturaleza egoísta de mi corazón, así cuando me canse de alguien, lo seguiría tratando en pro de volver prácticas esas ideas, no con inercia o hipocresía, sino imponiéndome un interés latente, una lucha continua contra mi posición egoísta hasta que mi naturaleza sea cambiada (Ya comentado en "Estructuras del Yo").

Pero, entonces, comentando con Edgar en la finca mi más reciente voluntad de confrontación, llegó algo que para muchos pudo haber sido una consecuencia lógica de lo que dije en "Idealización II y la confrontación", que en mi caso pasé por alto: La confrontación general.

No nos gusta confrontar las cosas de las que tenemos miedo.

La idea era muy bonita, pero, no sabía como abarcarla. Es algo totalmente nuevo a mi naturaleza dado que soy de dejar las cosas ser, aún cuando puedo estar en contra, o morir, y si bien lo de "dejar ser" es hermoso, para mí, solo sería aplicable si ya logras superar éstas etapas, evitando entonces que nazca desde una actitud cobarde sino que sea desde una actitud incluyente-natural. Siendo así, me encontré con un conflicto metodológico: ¿Qué debo hacer? ¿cómo hacerlo? ¿cómo evitar transgredir el pequeño límite que existe hacia el egoísmo? ¿en base a qué cosas se debe proceder? ¿con quiénes? ¿qué es en sí confrontar? Lo poco que tenía en claro es que confrontar es poner las cartas en la mesa. Es más, ni hoy puedo describirlo decentemente.

Confrontar, desde mi perspectiva, no es generar conflicto o disputa violenta, por eso sobran las hostilidades y los malos tratos, no creo que uno construya algo desde eso, o no algo que valga la pena. Las palabras brindadas con intención de ofender son destructivas, y quien las brinda no está confrontando, sino siendo egoísta. La principal línea entre ambos radicaría allí. No se confronta para que el otro sea como uno quiere, sino para que ambos se entiendan mejor, es una estrategia en pro de la comunicación.

Por lo tanto, confrontar es ser honesto, es exponer las cosas que podrían estar sirviendo como germen para la ruptura y discutirlas, no callarse y dejar las cosas pasar, sino enfrentarlas. Que ésto quede claro: Enfrentar las cosas, no las personas en sí.

Pero, en el acto de enfrentar se confabulan algunas variantes...

"We just have to talk this out, we just have to talk this out. But she never mustered the courage to start talking" Maria-sama ga miteru. Vol 1. Chapter 3 - part 5. (Traducción desde el japonés por Baka Tsuki)

Enfrentar, como lo comenté en la primera entrada donde toqué el tema, es una pelea contra la cobardía, contra el dejar esfumar las cosas. Ya dije en la parte final de "Estructura de mi Yo" (apenas caigo en cuenta que las dos entradas se llaman muy similar...) que parte de lo que soy lo describían en Too much de Hebe Tiang, que hoy cito por el "Si solo no dudara en mis pasos, podría seguirte", palabras que se aplican a todo aspecto de mi vida, ya que no me veía capaz ni de seguir mis sueños porque dudaba mucho. Y mucho lo he dicho en éste blog: Dudo, y lo hago con frecuencia. Dudo de todo, lo que me hace sentir el ambiente hostil, y dudo mucho de las reacciones de los demás, por lo que trato de no incomodar. Entonces, agrupando la idea con una frase de Veronika decide morir, libro que he citado ya unas tres veces, cuatro con ésta -¡pero ese libro es casi que mi biblia! me llegó en el momento justo para cohesionar conceptos que ya volaban por mi mente- la cual decía "No sentía rabia hacia nadie, porque eso hubiera significado tener que reaccionar, combatir a un enemigo y después soportar consecuencias imprevisibles, como la venganza" se me expresa en primer plano mi batalla esencial.

Aún así, a alguien que piensa mucho antes de actuar (aunque hoy en día estoy agradecida de tener esa conducta) se le dificulta más poner en practica la idea de confrontar, pues, debe pensar en las posibles reacciones de su interlocutor. En mi caso, no es tan fácil pensar eso y solo trato de no ofender, aún cuando otras veces puedo ser tosca con una dosis brutal de honestidad. Pero, en general, una vez claros éstos asuntos, el enfrentar no es algo que asuste o que sea hostil, porque tus penumbrias fueron disipadas por las palabras brindadas al definir. En algunos casos pregunto a modo de queja qué pasó, por qué actúan de ésta manera, ante su sinceridad, postulo opciones que eviten la inercia y que las palabras sean las que dictaminen y clarifiquen, y no ese juego de dejar morir las cosas. En otros casos, digo la verdad respecto a una conducta que tengan conmigo y de por sí no me guste, como el uso de algunas palabras o la manera de acercarse.. aunque ésta última ya entra en un pequeño coqueteo con el egoísmo, pero, podría ser necesario contra el hastío. Y el último, sería el dejar de huir de algunas personas y ser honesta sobre mis motivos. Si me enfrento a más casos, los comentaré, para dejar constancia de todo el proceso.

Desde ya veo resultados: Ayer hice una serie de exploraciones. En dos casos, pregunté directamente qué pasaba, para romper ese juego de silencios. En otros tres, fui honesta en cuando a mis disgustos, diciendo en dos que no me hicieran una pregunta si es por pura cortesía (para otros ésto será nada, pero, para mí es una batalla ganada contra mí misma, tal cual lo es que me había bañado desde el miércoles con agua fría hasta hoy) y en otra que no me gustaba cierta cosa de su comportamiento hacia mí. En un tercero, me pusieron una amistad en ultimatum bajo el entandarte del silencio por lo que presenté directamente las dos opciones, pero ampliadas, de lo que se podía hacer... cosa que todavía no sé en qué queda, siendo éste uno de los casos más complicados para mi enfrentar (preguntarle a alguien que te importa con honestidad si desea terminar la amistad asusta terriblemente, pues es enfrentarse cara a cara al rechazo) al lado de una de las disculpas que todavía no he hecho. Pero en general, me siento bien conmigo misma... aún con esos ataque que comenté al inicio de anti-socialismo.


¡Como nos cuesta confrontar! Anexo una bonita canción de Ella baila sola, titulada "Lo echamos a suertes", uno de los tantos ejemplo de cuando decidimos dejar las cosas al azar, que sea éste quien decida por nosotros, evadiendo las responsabilidades.


No hay comentarios:

Publicar un comentario