viernes, 24 de agosto de 2012

Celos

No sé qué le he hecho a mi computadora que ahora tengo publicidad pornográfica por todos lados en el google chrome, y realmente nunca he podido aprender (aunque ni he querido) a admirar o disfrutar con gente empelota. No niego que me gusta observar los abdominales de un hombre, pero de allí a lo otro hay un pantalón de por medio.

Leyendo otros blogs, que es hermoso entrar en la privacidad ajena, si se me permite decirlo, me encuentro con situaciones que rechazo y no logro comprender. No sé si en la realidad yo sea tan buena gente como aparento en el blog (Sí, claro...) pero, me parecen insuficientes las bases que se le dan a un tema como el de los celos. Frases como "Sin celos no hay amor" me hacen despertar mis instintos homicidas (Que yo aparento ser muy buena gente, sobre todo, tolerante) ya que es reducir una idea tan bonita a una situación tan deplorable.

¿Por qué juzgo yo como deplorable? Porque los celos, entre mil cosas que abarcan, creería yo que se sustentan en 3 factores: Posesión, inseguridad y desesperación.


Típico y cotidiano momento de celos

Posesión... mi punto ya está explicado en la entrada Sobre la confianza y la posesión. Los seres humanos no somos objetos para el servicio del ego del otro, y si bien casi siempre se presenta esa condición, es algo que deberíamos evadir, ya que eso es quedarse en los instintos básicos. La posesión afecta porque se ve al otro como "mío y de nadie más", pasando a ser un sirviente a nuestra causa, y no un igual.... y se me excusará, pero, para mí, ésto no es amor, o es un amor mal encaminado.
Inseguridad, debido a que no se tiene confianza en quién se es y quién se representa como yo en el otro. Soy consciente que he sufrido en múltiples ocasiones ésto, pero, hay que saber manejarlo. Primero, es un problema de autoestima, que encara varias facetas de la misma. "¿Qué represento para los demás?", es algo que apenas vengo tratando (Yo me quiero como soy, pero, no sé si los demás también) y hasta el momento he tenido interesantes progresos, dudando menos de lo que puedo llegar a ser o significar. Y también inseguridad en el otro, basado en ese ideal de posesión; el otro debe limitar su accionar para darme mi dignidad, pero, no creemos en él, no queremos hacerlo y preferimos mantenernos alertas, contaminando el aire entre las dos personas.
Desesperación... porque es un intento extremo de atar al otro al yo. Está conectado estrechamente con los dos anteriores casos, y lo interpreto como un triste resultado de la concepción social del amor. Entremos un tris en detalle:

"Media naranja", otro término enemigo mío. Somos seres autónomos, completos, que lo que encontramos en los demás es un aumento de esa integridad, algo así como que somos un espiral y que con el contacto entre otros espirales lo que hacemos es crecer (Le tengo cierto cariño al símbolo de la espiral, otro día podría explicar el por qué). Bajo ésta idea nos educan, esperando que algún día encontremos nuestro complemento. ¿Por qué tiene que ser sólo alguien? OJO Que no no hablo de poligamia, sino que nuestra pareja no es nuestro complemento, porque el mundo en sí lo es, sino que es un factor de mayor importancia -no toda- para ese proceso.

Le tenemos tanto miedo a la soledad que nos apegamos a ideales hasta ridículos. YO lo admito, mi primera obsesión (Ya no le llamaré amor, porque, nunca hice nada por esa persona, por lo que irrespeto al principio de poner al otro como un yo) fue el resultado de múltiples idealizaciones. Le senté en un trono para forzar a que me llenara, pero, cuando nos inventamos características, estamos atando a la otra persona a ser alguien que no es y a representar eso que no es, por lo que termina siendo una relación desgastadora (Aún cuando nunca tuve nada con él... y nada es nada). La desesperación nos lleva a idealizar, o puede que lo hagamos todo el tiempo, pero, los niveles son más altos. No queremos a la otra persona por quién realmente podría ser (O una imagen borrosa, pero, la más cercana que podríamos tener) sino por lo que queremos ver, porque nos aferramos a cualquiera para no estar solos.

JAJAJA. No sé por qué me río tanto con éstas pendejadas.


Y sé que me estoy precipitando a juzgar algo que no he vivido, por lo que mis palabras son ilusiones, solo concepciones mentales. Sin embargo, el que no las haya puesto en práctica en una relación -aún cuando mis parejas pueden dar fe que nunca fui celosa- no significa no hagan parte de mi presente práctico (no sé cómo llamarle, pero, ese que vivimos y no que pensamos). Mis celos con amigos han disminuido casi un 80%, incluyendo a Laura con Carol (El ejemplo de la entrada previamente nombrada) o los celos con esas pseudo-citas.


En fin, en la canción celos de Mark Anthony es posible identificar la posesión y la desesperación. Inseguridad no tanto, porque la relación es de un tercero, por lo cual todavía no existe ese riesgo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario