martes, 12 de junio de 2012

Algunas metáforas

¡Días sin escribir! Ya extrañaba mucho éste medio. No es que haya perdido el entusiasmo... es que no tenía acceso al internet.

Había preparado una entrada muy bonita que escribí ésta tarde mientras me encontraba en San Pedro, pero, me he dejado el cuaderno y será posponerla, porque eso sí, la entrada no se pierde. Claro, también recalco que fue maluco escribirle en un cuaderno porque mi mano izquierda es muy lenta comparada al trabajo que realizan ocho de mis dedos mientras escribo, así que con mayor motivo no le botaré. Tengo algunos escritos más, pero, será luego publicarlos, con versión corregida y todo.

Bueno, bueno, no perdamos el entusiasmo y retomemos las letras. Mi alma danza en júbilo. Comentaré un poco de esa entrada, y diré que en ella aclaré algo que hacía me hirviera la sangre y hoy pensando logré el primer paso para aclararle.
Recordaba yo que cuando empecé a hablar con Edgar, por allá hace dos años, le comentaba algo que consideraba metafórico y a la vez lindo (Que me encanta hacerlo, como con las promesas y el cielo), algo como que Dios puso límite de conocimiento al humano, y cuando éste trataba de sobrepasarlo, abría la jaula y de ella se liberaban los demonios internos que afectan a algunos, incluyéndome. Veía como las dudas me asaltaban, como también lo hacía la inseguridad, la rabia y la desesperación, eso como castigo de tratar de conocer más allá de lo permitido. Como digo, era metafórico, que para esos días era atea, y tampoco es que yo conociera lo permitido, que soy ignorante en casi todo. Hoy, pensando en el asunto, veo como he vencido tantos demonios... me siento tan libre, tan bien conmigo misma, y eso lo reflejo. Si tan solo ese empuje también se direccionara en los asuntos académicos, que, paradójimante, empeoraron mientras más me conocía.

... ¿por dónde se entra?




Ya que hoy no tengo tema en particular, también tocaré el aspecto de la metáfora de las promesas, esa que acabé de mencionar. En mi mundo idealista-romántico, siempre debe haber un cuento de fábula que inspire mi imaginación, y hoy contaré uno que es sobre el cielo, aún cuando no creo en él. La idea del cielo cristiano me parece muy linda, pero, me cautivó más una fantasía alternativa, en donde Dios abre y cierra las puertas a éste recinto dependiendo de las promesas que las personas tengan. Si alguien murió teniendo muchas promesas inconclusas, irá a parar al purgatorio mientras éstas se consumen y se olvidan, pero, de forma definitiva, que Dios asegure que esa persona viva nunca pensará jamás en esa promesa. Pero, en la cotidianidad entre dos seres que siguen vivos, no todas las promesas tienen la intención de ser, y como digo, si muriese la persona, pagaría por ellas hasta que sean olvidadas, por lo que es mejor liberar. Y allí tengo conflicto con Santiago, que desde hace ratos quiero decirle que olvidemos lo prometido y no me atrevo porque considero que podría malinterpretarlo como una pataleta. Bueno, al menos ya tengo como iniciar el tema: "¿Crees en el cielo?"
Las cosas no surgen por obra y gracia del espíritu santo, y ésta idea no se concibió sola. De seguro alguien más la planteó antes en un momento de ridiculez propia, pero, en mi caso, se me ocurrió mientras recordaba las promesas de Manuel, él ciomo dijo que cambiaría para al final tirarlo todo por la borda. Supongo yo que si prometes algo a alguien es porque tienes alguna intención, por lo que incluso dos años después me sigo haciendo líos en la cabeza sobre eso.


Bueno, quiero compartir ésta hermosa obra de Björk. Este es un mundo de amor. La gente da afecto de infinidad de formas. Incluso aquellos que se ensimisman lo dan con recelo, o aquellos que se abren al mundo y permiten ser leídos que sin duda son los que más me encantan. El problema no es que nos amen, no, siempre lo hacen... el problema está en que situamos barreras o impidamos la comunicación. O como dicen, que el recipiente donde vertemos nuestro amor no siempre es nuestra fuente del mismo, pero, eso no debe ser problema, ¡dejemos de lado el egocentrismo!




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